Publicada el: martes, 30 marzo 2021 | Escrito por Francisco Jiménez de Alba
El trastorno bipolar es una enfermedad mental crónica que afecta a unos 160.000 andaluces. Esta afección de origen genético, de la que hoy se celebra su día mundial, se caracteriza por alternancias patológicas del estado de ánimo, donde se suceden y combinan episodios maníacos y/o depresivos junto con periodos de estabilidad anímica.
Aunque el mayor porcentaje de pacientes con trastorno bipolar del Área Sanitaria Virgen Macarena fueron asistidos en sus respectivas unidades de salud mental comunitarias, el hospital sevillano registra una media
anual de 60 personas hospitalizadas por esta dolencia psiquiátrica.
La entrevista clínica es el procedimiento que se utiliza para detectar una patología que suele aparecer a partir de los 20 años. Es muy importante que esta interlocución sea exhaustiva para acertar en el diagnóstico y detectar con precocidad la enfermedad.
Algunos síntomas de la bipolaridad pueden derivar en errores de diagnóstico. “Un 60% ‘debuta’ con un episodio depresivo, por lo que no es raro que sean tratados inicialmente como si sufrieran depresión. En otros casos experimentan síntomas comunes a los de la esquizofrenia, como alucinaciones y delirios”, aduce Samuel Leopoldo Romero, que además de Psiquiatra en la Unidad de Salud Mental Virgen Macarena es miembro fundador del Grupo de Estudio del Trastorno Bipolar de Andalucía.
Al margen del componente hereditario de esta enfermedad existen elementos desencadenantes. El consumo de alcohol, drogas, el abuso de cafeína, los horarios irregulares, el sueño insuficiente o el estrés provocado por acontecimientos vitales como puede ser el caso de la pandemia originada por el COVID-19, son algunos de ellos. “Potenciar los hábitos de vida saludable son estrategias útiles para el afrontamiento de esta situación, especialmente durante el tiempo de confinamiento”, recomienda el facultativo.
El tratamiento que se ofrece desde el Área Sanitaria Virgen Macarena para abordar una patología derivada de alteraciones genéticas en la neurotransmisión de zonas del cerebro concretas abarca tres facetas: la farmacológica, la psicológica y psicosocial y la ocupacional. Las dos últimas no se pueden abordar sin la primera. El abandono de la medicación es un factor de riesgo de recaídas que pueden derivar en hospitalización y pérdida de funcionalidad del individuo.
Dentro del tratamiento de la patología, la intervención psicológica y psicosocial es otro de los vértices de su abordaje, destacando los programas de psicoeducación que el Área Sanitaria dirige a sus pacientes y familiares. Estos programas permiten, de un lado, que el enfermo se conciencie de su afección, fortaleciendo su adherencia al tratamiento; y del lado de los familiares, les provee de medios para actuar ante los episodios bipolares.
El tercer elemento de este tratamiento integral es la faceta ocupacional. Estas personas necesitan orientación, protección y adaptación su medio laboral para evitar abonos prematuros de la actividad productiva.
El objetivo del tratamiento del trastorno bipolar es la búsqueda de la recuperación total de los episodios maníaco-depresivos pero también su prevención y la preservación de la funcionalidad de estos pacientes. “Entre los factores que más se relacionan con una pérdida de funcionalidad estarían las hospitalizaciones por episodios psiquiátricos y la persistencia de sintomatología depresiva”, aduce el doctor Romero.