Se trata de una enfermedad autoinmune, que provoca una caída del cabello. Se estima que en España más de 8.000 personas conviven a diario con la enfermedad. Se trata de un cuadro reversible por definición, ya que el folículo piloso no está dañado, sino que penetran en él una serie de mediadores inflamatorios que impiden su actividad normal. Es más frecuente en niños y adultos jóvenes, pero puede aparecer a cualquier edad.
Puede afectar bien a zonas localizadas de la cabeza o bien a todo el cuero cabelludo. En las formas más habituales aparecen zonas parcheadas sin cabello en la cabeza, pero puede afectar también a otras zonas como las cejas, las pestañas, la barba o el vello de las extremidades. En casos graves, puede provocar la pérdida total del cabello e incluso de todo el vello corporal.
Son muy característicos los pelos en “signo de exclamación”, que aparecen en el borde de las zonas sin pelo. No son sino pelos muy cortos, más finos en el nacimiento del pelo que en el extremo distal. La piel afectada puede estar ligeramente enrojecida, pero habitualmente presenta un aspecto normal. Pueden presentarse lesiones en las uñas en un 10-20% de los pacientes.
En cuanto a los factores desencadenantes de los brotes no se conocen exactamente, pero parece que está relacionado con el estrés, con determinadas infecciones como las dentales por ejemplo, con problemas de tiroides o incluso con ciertos alimentos.
Entre las terapias que se emplean actualmente encontramos:
– Corticoides, tanto tópicos como intralesionales u orales en casos más resistentes
– Fototerapia
– Inmunoterapia de contacto (difenciprona tópica)
– Inmunosupresores como ciclosporina, azatioprina o metotrexato
– Inhibidores de las janus quinasas (JAK) como baricitinib o ratlicitinib
El trasplante capilar no es una opción recomendada, ya que el pelo trasplantado podría volver a caerse dada la naturaleza autoinmune de la enfermedad.
OBJETIVOS DEL TRATAMIENTO
A día de hoy no hay nada que cure la enfermedad. El objetivo del tratamiento es conseguir la mayor repoblación posible de las zonas afectadas y mantenerla en el tiempo para así mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Pero, al igual que la enfermedad, la respuesta al tratamiento puede ser muy variable.
Hay que tener muy en cuenta el aspecto psicológico que puede provocar el factor estético inherente a la enfermedad. Esto repercute en mayor medida en mujeres o en adolescentes. No dude nunca en recurrir a profesionales.