Narcolepsia es un trastorno crónico del sueño de causa desconocida, aunque hay autores que apuntan su origen genético o autoinmune. Se caracteriza por cansancio permanente que provocan ataques crónicos de sueño diurno. De la misma manera el sueño nocturno se caracteriza por despertares continuos, parálisis del sueño y alucinaciones y sueños vívidos.
Existen dos tipos de narcolepsia:
Cataplejía es la pérdida brusca del tono muscular y suele estar desencadenada por emociones intensas, a menudo positivas, aunque también negativas: sorpresa, excitación, miedo o risas incluso. No provoca pérdida de conciencia, pero puede hacer, por ejemplo, que la cabeza caiga sin control, problemas para hablar o debilidad muscular generalizada. Por lo tanto puede provocar caídas. Estos episodios duran varios minutos y pueden sufrirse desde una o dos veces al año a varias veces al día.
El origen de la narcolepsia es que los pacientes tienen alterados los mecanismos que regulan el sueño REM, lo que les provoca despertares constantes, un sueño fragmentado y una evidente alteración del ciclo vigilia-sueño que lógicamente ocasiona ataques de sueño durante el día.
Las consecuencias de esta enfermedad pueden ser bastante limitantes para el paciente: productividad baja, problemas en las relaciones interpersonales, problemas de concentración, baja motivación, depresión y la posibilidad de sufrir lesiones (sobre todo a causa de accidentes de tráfico o de otro tipo). Todo esto implica una reducción tremenda de la calidad de vida
El objetivo del tratamiento es que el paciente pueda permanecer despierto el mayor tiempo posible durante el día y proporcionar un descanso adecuado por las noches. También es importante reducir los momentos en los que pierde el control muscular en el caso de que curse con cataplejía.
Es importante hacer los tratamientos tal y como le hayan indicado, sin saltarse ninguna toma, pero a pesar de eso es necesario complementar el tratamiento farmacológico con determinadas estrategias conductuales de acuerdo con las necesidades de cada paciente.
En cuanto a fármacos se utiliza modafinilo, un estimulante del sistema nervioso central (SNC), para evitar el excesivo sueño diurno y antidepresivos de varios tipos para intentar evitar los ataques de cataplejía, aunque con estos últimos no hay demasiada evidencia. En un segundo escalón están oxibato y pitolisant que son efectivos frente a ambas circunstancias.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE NARCOLEPSIA E HIPERSOMNIAS CENTRALES