La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica originada por la rápida multiplicación de las células de la piel (queratinocitos). El sistema inmunológico manda señales defectuosas que hacen que la replicación de los queratinocitos en pacientes con psoriasis sea de 4 a 6 veces más rápida que la del resto de personas. Esto da lugar a placas rojizas, cubiertas por escamas blancas y nacaradas que frecuentemente se forman en codos, rodillas, zona lumbar y cuero cabelludo.
Se puede originar por varias causas:
Existen diferentes tipos de psoriasis, la forma más frecuente que afecta al 80% de las personas es la psoriasis en placas. Son placas rojas en relieve cubiertas de escamas que se desprenden con facilidad y que en ocasiones pueden producir picor. También existe la psoriasis de cuero cabelludo, psoriasis de palmas y plantas, psoriasis en las uñas, de pliegues etc.
Entre el 10 y el 30% de personas con psoriasis presentan en algún momento de su vida artritis psoriásica, aunque es más probable que aparezca entre los 30 y los 50 años. Consiste en una inflamación crónica de las articulaciones que se caracteriza por rojez, hinchazón y dolor fundamentalmente en las articulaciones de los dedos de manos y pies, la columna lumbar y sacra, las muñecas y las rodillas.
La psoriasis se ha relacionado con el síndrome metabólico, son una serie de trastornos dentro de los que se incluyen el aumento de la presión arterial, niveles altos de azúcar en sangre, exceso de grasa corporal alrededor de la cintura y niveles anormales de colesterol o triglicéridos que se relacionan con un mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares.
Además, los pacientes que padecen psoriasis son más propensos a desarrollar hígado graso, el cual podría desencadenar complicaciones digestivas.
El tratamiento debe ser individualizado en función de la extensión, localización, aspectos clínicos y las circunstancias de los pacientes.
Como primer escalón se utilizan tratamientos tópicos que permiten disminuir la fisuración de las placas, la inflamación y el crecimiento de las células, entre otras funciones. También hay pacientes que se benefician de la fototerapia, que consiste en exponer al paciente a irradiación ultravioleta A o B. Si éstos no son eficaces o si el paciente presenta psoriasis grave estaría indicado el tratamiento con fármacos sistémicos como metotrexato, acitretino, ciclosporina, dimetilfumarato o apremilast.
Como tercer escalón están los fármacos llamado “biológicos”. Se trata de terapias que son capaces de bloquear las señales defectuosas que manda el sistema inmunológico. Según su mecanismo de acción se agrupan en 4 familias de medicamentos:
El objetivo del tratamiento es que desaparezcan las lesiones físicas o minimizarlas todo lo posible y, como consecuencia, las repercusiones psicológicas asociadas a la psoriasis. Al ser una enfermedad crónica no existe cura, pero el tratamiento permite detener el excesivo crecimiento de las células de la piel produciendo periodos de remisión en los que desaparecen las lesiones.
Para ello es importante ser riguroso con la administración de los fármacos. Debemos recurrir a alarmas, calendarios o cualquier otro tipo de recordatorios. Y además seguir una serie de medidas que nos ayudarán a conseguir la meta.
Las personas con psoriasis que además tienen sobrepeso u obesidad presentan una mayor gravedad de las lesiones, responden peor a los tratamientos y someten a un mayor esfuerzo a sus articulaciones. Por lo tanto, el control del peso es fundamental.
Se recomienda llevar una dieta adecuada, reducir o eliminar la ingesta de alcohol. En general, llevar una dieta mediterránea con una ingesta rica en verduras, frutas y pescado se asocia con una disminución de los marcadores asociados a la inflamación.
Un breve periodo diario de exposición solar puede ser beneficioso para la mayoría de los pacientes con psoriasis.
El ejercicio físico en pacientes con psoriasis es muy conveniente, realizar deporte junto con una buena alimentación regula la función del sistema nervioso y puede ayudar a luchar contra el estrés, el cual hemos visto que empeora los síntomas de la psoriasis.
Asimismo, llevar un estilo de vida saludable y no fumar es fundamental por aspectos como el mayor riesgo de sufrir eventos cardiovasculares. El tabaco, además, puede provocar falta de respuesta a los tratamientos.
Es importante tener la piel bien hidratada y mantener una buena higiene, utilizando los productos adecuados. El uso de productos no apropiados puede hacer que empeoren las lesiones.
Usa ropa holgada y de tejidos de algodón o lino, evitando la lana y los tejidos sintéticos.
Consulte siempre antes de usar productos de maquillaje
Ante cualquier infección de la piel no dude en recurrir al médico lo más precozmente posible.
La psoriasis puede influenciar de forma negativa en la autoestima, confianza y calidad de vida de los pacientes. Es frecuente que los pacientes con afecciones de la piel se sientan más inseguros y frágiles. Por eso, no hay que dejar de lado la atención del malestar emocional y solicitar ayuda especializada cuando sea necesario.
Academia Española de Dermatología y Venereología
http://www.aedv.es
Acción Psoriasis. Asociación de Pacientes de Psoriasis, Artritis psoriásica y Familiares
https://www.accionpsoriasis.org
Psoriasis en Red. Asociación Española de Pacientes de Psoriasis y Artritis psoriásica
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Federación Europea de Pacientes psoriásicos
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Federación Internacional de Pacientes psoriásicos
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Página de Lilly
https://www.lilly.es/recomendaciones-familiares-pacientes-psoriasis
Guía para pacientes con Psoriasis. Fundación piel sana
https://aedv.es/wp-content/uploads/2020/06/Gui%CC%81a-psoriasis-VF1.pdf
ONG Acción Psoriasis
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Ribera Pibernat M. Psoriasis Guía de tratamientos. AEDV.
Rojas Marcos L. Claves para un mejor control de la psoriasis. AEDV. Acción psoriasis.
Adalimumab Apremilast Bimekizumab Brodalumab Certolizumab Etanercept Guselkumab Ixekizumab Risankizumab Secukinumab Tildrakizumab Ustekinumab